Uno de los platos más populares y consumidos en Costa Rica es el tradicional “casado”, una comida a base de carne de vaca, pollo, cerdo o pescado acompañada de frijoles, arroz, plátano, palmito y huevo. Su nacimiento se origina en la época colonial -con la aparición de varios de sus ingredientes- pero su consumo crece exponencialmente en los años 60. La confluencia de europeos con indígenas y africanos en el país generaron la aparición de esta abundante y nutritiva comida.
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La historia del “casado” y el origen de su nombre
La historia del “casado” y el origen de su nombre

Si bien su origen se remonta a varios siglos atrás -antiguamente ya se utilizaba el arroz, la carne, los picadillos y los frijoles para distintas preparaciones-, su denominación se estima que surgió en la segunda mitad del siglo XX. En aquellos lejanos años, con el aumento en la cantidad de población que habitaba San José -numerosos trabajadores que se incorporaban a los comercios, negocios e instituciones de la ciudad-, creció la demanda de un plato económico para almorzar en medio de la jornada laboral. Este fenómeno social pedía la aparición de un menú nutritivo y balanceado para que los obreros se mantuvieran enérgicos y en buena forma durante todo el día. De esta manera, los restaurantes josefinos idearon a lo que hoy conocemos como “casado” y varias son las hipótesis sobre la aparición de este nombre.

Una de ellas establece que en el horario de almuerzo en las sodas (típico restaurante costarricense), los trabajadores les pedían más comida a las cocineras, como si fueran hombres “casados”. Otra de las teorías apunta a que debido al incremento de la actividad comercial en la capital, los restaurantes proponían un plato bien completo que hiciera sentir a los obreros como si estuvieran en su propia casa, y se alimentasen en buena medida, como todo “casado”. La tercera versión sobre la etimología de este típico menú de la gastronomía tica supone que su título se lo debe a que los ingredientes están “casados” con el arroz, por la buena porción que lleva de este ingrediente.

Otra idea sostiene que al estar conformados por pequeñas porciones de distintas preparaciones culinarias, lo que busca la mujer, en un nuevo matrimonio, es preparar este plato para agasajar al “casado” con todo lo que sabe cocinar y así saber cuáles de todas esas comidas le gustan y cuáles no.

En Costa Rica, puede decirse que es un plato que atraviesa todas las edades, géneros y clases sociales. El “casado” es de fácil elaboración, económico y que puede adaptarse a la utilización de múltiples ingredientes en distintas ocasiones. Siempre contiene arroz y frijoles (negros o rojos), pero la carne puede ser de vaca, cerdo o pescado, y se lo suele acompañar con ensaladas (papa o yuca y distintos tipos de verduras), con alguna pasta (pueden ser canelones con salsa de tomate o macarrones) y una ensalada fría de caracoles, con mayonesa y atún. Además, generalmente se le añade alguna tortilla o pan blanco.

Es usual la inclusión de queso fresco y en algunos casos, algún guiso sobrante de otra comida.  Toda esta variedad en su contenido se debe a las influencias de las distintas culturas que habitaron estas tierras a lo largo de la historia: españoles, italianos, pueblos aborígenes y africanos. El arroz fue introducido por los españoles, los frijoles eran muy consumidos por los indígenas y también por los africanos, mientras que la pasta es el aporte de la colectividad italiana, el plátano frito -comúnmente utilizado- proviene de la cocina afroantillana y los picadillos son un derivado de la cocina andaluza. Es las sodas es frecuente que lo sirvan en fuentes cuadradas de metal, decorados con hojas de plátano, dándole una imagen rústica y campestre.

En otras ocasiones, es colocado en platos de madera, que le aportan una impresión de calidez. Por la sensación de saciedad que produce, su fuerte aporte de nutrientes esenciales para una dieta balanceada y la variedad de sabores que contiene, es un elegido constante en la mayoría de los hogares del país, tanto en los almuerzos como en las cenas. Sin lugar a dudas, el “casado” es un clásico que no pierde vigencia.